La historia de la Garriga está ligada al termalismo, desde la época antigua y sobre todo durante la romanización, de la que conserva vestigios de interés como la Vil·la romana de Can Terrers.
El núcleo urbano de La Garriga se formó en torno al agua termal, con un agua que salía caliente, con una temperatura superior a los 60 grados centígradas.
Las aguas termales han sido siempre utilizadas durante las diferentes épocas pero es a principios del siglo XX cuando el fenómeno del veraneo pone en alza este patrimonio natural, debido a que la burguesía catalana escoge la Garriga como destino vacacional.
Los beneficios de las aguas termales se deben a su contenido en minerales, que pueden ser absorbidos por el cuerpo.
Las aguas de la Garriga están especialmente indicadas por las afecciones dermatológicas, aumentando el sistema inmunológico. También están indicadas por el estrés por su grado sedante y analgésico, la hipertonía muscular, el aumento de flujo sanguíneo y las afecciones del aparato locomotor, como contracturas o fracturas.
Consulta aquí, los dos balnearios donde puedes disfrutar del termalismo de la Garriga: