En un espacio unitario, el valle de los Tremolencs, podemos observar las diversas comunidades vegetales, así como los cambios que la mano humana ha ido introduciendo a lo largo de los siglos.

Todo ello en un entorno silencioso y con unos colores que cambian drásticamente según la época del año que elegimos.

Can Sunyer y can Boget sorprenden por su situación y su aislamiento. Después, podrá hacer parada y refrescarse en la fuente de los Tremolencs, y seguidamente volverá por la pista que baja, entre bosques y viñedos, cerca del torrente de la Doma, un paraje conocido como la Tallada, desde donde tendrá una bonita vista de la Garriga.