El sendero recorre la cresta que cierra el pueblo por el lado de poniente. Se conoce como la Serreta, seguramente por su altura modesta. Baja hasta el valle de en Plano y hace el retorno por una zona llamada las Rocas, un paraje de viñedos con olivos y avellanos que es una muestra de cómo eran buena parte de las laderas garriguenses antes de la industrialización.

Las diversas masías que poblaban el lado de poniente han ido quedando abandonadas y, hoy, quedan sus paredes como testigos mudos de otros tiempos.

La vuelta a la Garriga la haréis con unas vistas inmejorables del pueblo.

Durante tu visita observa la naturaleza y disfruta del entorno, sin dejar tu huella de residuos.