Las aguas termales de La Garriga
La historia de la Garriga está ligada al termalismo, desde la época antgua y sobre todo durante la romanización, de la que conserva vestigios d’interès como la Villa romana de Can Terrers, declarada Bien de Interés Nacional. El Núcleo urbano es formó alrededor del agua termal, con agua caliente superior a los 60 grados centígrados.
Las aguas termales han estado siempre utilizadas durante las diferentes épocas pero es a principios del siglo XX cuando el fenómeno del veraneo pone en alza este patrimonio natural, por el hecho que la burguesía catalana escoge la Garriga como destino de vacaciones.
En la calle de els Banys 19, encontraréis el Pou Calent. Una fuente recuperada gracias una reforma del vial que permitió abrir una captación de agua caliente que se extrae a 65 metros de profundidad a una temperatura de 59 grados. Actualmente, se extraen 5.000 litros por hora pero la vía permitiría llegar a obtener 90.000. El agua que sale está clasificada como no apta para el consumo humano.
En el siglo XIX, la Garriga tenía tres pozos públicos de agua termal. Era el auge de los balenarios y el Ayuntamiento tuvo que luchar para conseguir preservar la servitud comunal de este, que ya se conocía como Pou Calent.
Lo consiguó, finalmente el año 1863. Nueve años más tarde, pero se trasladó el pozo a pie de calle, dónde se encuentra ahora. Por tanto, el Pou Calent, que ha llegado a nuestros días fue construido el año 1872, pero conserva la fecha de 1863, cuando se confirmó el uso público.
Contiene la representación más antigua que se conoce del escudo municipal, y es la muestra que el agua termal y sus usos también pueden ser públicos.